En primer lugar, un agradecimiento especial a Ander, quien amablemente ha compartido con nosotros sus experiencias en cuanto a crisis escolares dando excelentes consejos para superarlas (en la medida de lo posible, posteriormente en este blog hablaremos de la filosofía de "cuando te toca ni aunque te quites..."), muchas veces debido a la escuela y tras pronunciar el ya conocidísimo grito ¡no quiero reprobar! nos encontramos al borde del colapso, padeciendo ataques de ansiedad cuando la solución es tan fácil como la que propuso Ander en un post pasado.
En segundo lugar, un agradecimiento a todos nuestros lectores, hemos llegado ya casi a las 15 visitas desde que empezó el blog. Bueno, ¿así empezó Larry Page, no? Así que mientras alcanzamos la fama y la fortuna a través de capitalizar nuestra "hueva creativa", sigan entrando y dejando sus comentarios.
En segundo lugar, un agradecimiento a todos nuestros lectores, hemos llegado ya casi a las 15 visitas desde que empezó el blog. Bueno, ¿así empezó Larry Page, no? Así que mientras alcanzamos la fama y la fortuna a través de capitalizar nuestra "hueva creativa", sigan entrando y dejando sus comentarios.
Comenzamos. Tras los grandes hechos acontecidos en el amanecer de este nuevo año (la toma de protesta del nuevo presidente gringo, la invasión de Israel a Gaza, la prohibición de los besos en Guanajuato entre algunos otros etcéteras más), NQR vuelve a la acción después de más de un mes de silencio. Entre otras cosas, comenzaremos a transmitir nuestros propios podcasts así que finalmente las opiniones de Ander, Lucas y las mías podrán ser no sólo leídas sino escuchadas. Esperen muy pronto (en cuando aprendamos qué botones picarle al programa para editar podcasts) la primera de muchas transmisiones.
Por otro lado, la comunidad universitaria (que es, sean cuales sean las consecuencias, el ambiente en el que nos desenvolvemos), acaba de comenzar hace poco un nuevo período. Quisiera que en los albores de este nuevo período, hiciéramos una breve retrospectiva (ahí va este idiota con sus sermones socio-políticos) de lo que hemos hecho con nuestro tiempo en la escuela. Es decir, sí, uno de los aspectos de mayor trascendencia en la escuela es el relajo, los amigos, algunas crudas, los besos, las citas, las fiestas (vaya que sí), el buen humor y muchas otras cosas sin las cuales sinceramente no valdría la pena encerrarse horas en una universidad. Sin embargo, a veces (en nuestras constantes deshidrataciones por falta de líquido como consecuencia directa de un exceso de alcohol en la sangre, léase cruda) se nos olvida que la otra faceta de la escuela son las clases per se y no sólo el asistir, sino el aprender, y no sólo el aprender sino llevar a la praxis lo que sea que nos intenten enseñar.
¿A dónde voy con todo esto? Bien, este 2009 en año de pruebas PISA (programa internacional para la evaluación de alumnos, por sus siglas en inglés) en México. La última vez que se realizaron dichas pruebas en el país fue en 2006. Las pruebas PISA se realizan a una muestra representativa de los jóvenes de 15 años que cursen cualquier grado escolar a partir de primero de secundaria en los países miembros de la OCDE (Organización para la cooperación y el desarrollo económico). Los resultados se ponderan en 6 niveles y conseguir los puntos suficientes para llegar al nivel 2 significa poseer las habilidades y conocimientos necesarios para enfrentar la vida contemporánea. Las pruebas se centran en las áreas de lenguaje (lectura), matemáticas y ciencia.
Atención, porque ahora viene lo interesante: en 2006 el 50% de los alumnos sometidos a esta prueba no logró llegar al nivel 2 y sólo el 1% alcanzó llegar a los niveles 5 y 6. Por lo tanto es más que lógico pensar que nuestro país obtuvo uno de los peores lugares a (naturalmente) nivel mundial.
Esto significa que a nivel mundial, nuestros niños son los peores preparados para la vida (léase los más jodidos de todos los países participantes).
Repito: este año se vuelven a aplicar las pruebas PISA en México y seguramente a todos los que leen NQR habrán pasado ya la edad para presentar la prueba, es más, a ninguno de nosotros nos tocó y de haberlas presentado seguramente habría alcanzado los más altos niveles.
Pero otras generaciones vienen y vendrán detrás de nosotros y hoy por hoy no quisiera que México reprobara. De nuevo.
Así pues, estimados tres lectores, me despido de ustedes exhortándolos a unirse en el mismo sentir, no les diré qué hacer, sería demasiado choro prosocial para mi gusto. Pero piénsenlo.
No se olviden de soñar.
Ralph Cor Leonis.